Injertos Óseos para Implantes
Importancia: Los injertos óseos son necesarios cuando no hay suficiente hueso en la mandíbula o el maxilar para soportar un implante dental. El injerto ayuda a reconstruir el hueso perdido, proporcionando una base sólida para el implante y mejorando las posibilidades de éxito a largo plazo.
Evaluación inicial:
El dentista evalúa la cantidad y calidad del hueso en el área de colocación del implante. Si hay insuficiente hueso, se planifica un injerto óseo para aumentar el volumen óseo necesario para la colocación del implante.
Procedimiento:
Evaluación Inicial: El dentista o cirujano oral evalúa la cantidad y calidad del hueso disponible utilizando radiografías y tomografías computarizadas.
Anestesia Local: Se administra anestesia local para adormecer el área donde se realizará el injerto.
Preparación del Sitio del Injerto: Se realiza una incisión en la encía para exponer el hueso donde se colocará el injerto.
Colocación del Injerto Óseo: Se coloca el material de injerto óseo (que puede ser hueso autógeno, alógeno, xenógeno o sintético) en el área deficiente. Se puede usar una membrana para proteger y estabilizar el injerto.
Cierre del Sitio: El sitio del injerto se sutura y se cubre para proteger el injerto durante el proceso de curación.
Instrumentos: Bisturí, material de injerto óseo, membranas, suturas.
Duración: Aproximadamente 30 a 60 minutos.
Incomodidades: Dolor y sensibilidad postoperatoria, manejados con analgésicos y antiinflamatorios.
Riesgos y fallas: Riesgo de infección, rechazo del injerto, y fallo del injerto si no se integra adecuadamente con el hueso existente.
Resultados esperados: Regeneración ósea suficiente para soportar el implante, permitiendo una base sólida para el éxito a largo plazo.







